martes, 13 de marzo de 2012

Lo que en verdad paso con el “Caso ¡Mikhele”

El lunes el periodista y Premio Nacional de Periodismo, Edgar Hernández escribió una interesante y valioso artículo donde revela lo que en verdad paso con el “Caso ¡Mikhele”. Por lo interesante del tema y porque la semana pasada se armó tremendo escándalo en las redes sociales por el presunto “secuestro” del joven, hoy la transcribimos en su totalidad: “Cuando Mikhele decidió irse “con sus cuates” de farra el fin de semana jamás imaginó la rebambaramba que armarían sus padres porque “nuestro hijo fue levantado por la delincuencia organizada”, según el doctor Pedro Jiménez, atribulado padre del hijo que ahora se sabe es un malviviente alcohólico. Era viernes 2 de marzo. Mikhele Jalil Jiménez Velasco, un adolescente de doble vida: adicto, vándalo y amigo de malandrines, decidió ese viernes no avisar a sus padres que se iba de juerga. De hecho nunca avisaba. Siempre hacía su reverenda voluntad ante la indolencia y falta de cuidado de sus padres. Esa noche del viernes, sin embargo, no regresó. Ya para el sábado a media mañana sus padres preocupados empezaron a buscarlo. No lo encontraron. Acudieron a las autoridades ministeriales, a San José, a Pacho… pero nada. “Seguro levantaron a nuestro hijo”, determinó sin mayores pruebas el maestro y antropólogo, padre de Mikhele, Pedro Jiménez. Así que de la hipótesis transitó a la certeza, virtual desde luego, y a iniciar el ruido en las redes sociales, a convocar a la comunidad universitaria, a pedir a las Ong’s se sumaran al apoyo y acudir a las estaciones de radio y redacciones de los diarios para “exigir” al gobernador Javier Duarte resolviera “de inmediato” el secuestro de su hijo quien ese sábado y el domingo seguía en la fiesta. Ya para el domingo 4, el escándalo empezó a rebasar las fronteras veracruzanas y a vincularse el caso Mikhele con las decenas, cientos, miles de desaparecidos y desparecidas en Veracruz y México. Todo un show. La prensa hizo eco de tan “legítimo reclamo” del lloroso padre, quien el mismo domingo fue recibido por el gobernador Javier Duarte, quien garantizó una minuciosa investigación al tiempo que ordenó al Procurador Amadeo Flores Espinoza se ocupara de las indagaciones para lo cual se nombró un equipo exprofeso de sabuesos de la AVI. Sin embargo ya encarrerado el ratón para el lunes el escándalo era total. Fuera de sí el desesperado padre con ese convencimiento de que “esto me lo resuelve el gobernador Duarte porque me lo resuelve” llama a una marcha del Teatro del Estado a Palacio de Gobierno. Decenas, cientos de padres de familia, maestros partidos de izquierda, organizaciones civiles y familias de hijos desparecidos y una nube de periodistas marcharon. TV Azteca y Telever reportando en exclusiva; las redes y el twiter, así como el Facebook inundaron el espacio cibernético. Que si el crimen organizado, que si los Zetas; que si la hermandad policiaca; que si las organizaciones de “trata”, que si los enemigos de la democracia… y el airado padre, cual insurgente de la Independencia, frente a Palacio, gritaba “¡Justicia, justicia!”, a coro con los escandalosos profesionales del PRD con su consabido “¡Muera el mal gobierno!”. Se integra finalmente una comisión, otra comisión; que si ya no es solo el asunto Mikhele, sino el de Mayté y tantas otras desaparecidas y desaparecidos ¡Vaya espectáculo!”. Y así nos dieron las dos y las tres y las cuatro y las cinco y las seis de la tarde cuando de pronto el “atribulado” y ya para entonces poderoso padre de la lucha en favor de los desparecidos recibe una llamada de Mikhele. “Err, papá ya estoy aquí, perdón que no te avise que me fui a una fiesta con mis amigos y… pues nos entretuvimos”. “¿Queeé?”, grito el padre delante de negociadores y protestantes que en los bajos de Palacio coreaban “¡Justicia, justicia!”. Mikehele fue recogido la noche del lunes por las autoridades en Caxa donde se le tomó la foto aun ebrio. En paralelo la policía dejaba muy en claro que lo de este joven no había sido un levantamiento del crimen organizado. Se aprovechó además para precisar que el presunto secuestro de “Mayte” que se dio en paralelo al de Mikhele, tampoco correspondía a un hecho delincuencial sino a que Mayte andaba de fin de semana con el novio en Chachalacas, pero que ya se había reportado con su madre. En el saldo final de este cuento fue la embarcada a parte de la prensa, incluido este columnista, por la desmesura y pánico de unos padres irresponsables que no saben cuidar a sus hijos y que al menor reparo familiar señalan al gobierno de no saber cuidar a la ciudadanía. “No podemos ponerle un policía a cada joven”, afirmaría el martes 6 el gobernador Javier Duarte, quien llamó a los padres de familia a la corresponsabilidad… “a que cuiden a sus hijos y a sumarse, pero de a de veras, en la lucha contra el crimen”. Tremenda pifia de los padres de Mikhele al aprovechar el espacio cibernético para crear fantasmas, muy parecidos a los de Maruchi. Bravo cuando describió en el twiter balaceras en escuelas de Veracruz y pánico escolar inexistentes. Un asunto tan grave como la propia ausencia de legislación de las redes sociales.